viernes, 13 de mayo de 2016

Entre la duda y la certeza.

Dicen que lo que te da miedo, es lo que te conviene. Será así? Quién sabe. A lo mejor el miedo es el modo de denfensa de tu YO interior, que te está advirtiendo que realmente no es lo que necesitás. Quizás, como en las películas, sea el modo que tiene tu VOS futuro de indicarte que no es lo mejor. Que hay mil opciones más. Que nada es tan urgente, como para elegir mal.

Hoy en día, la duda me gobierna. No se si soy yo, mi yo interior o mi yo futuro. Pero sólo tengo una certeza: tengo que tomar una decisión y tiene que ser YA.

sábado, 12 de mayo de 2012

~ Sólo soy una canción ♪

~ "Y canta conmigo amigo y cántame esta canción, es todo lo que te pido, ayúdame con tu voz! Que el viento le ponga alas, que llegue a quemar el sol" (Los Nocheros)

#"Sólo es canción, no es nada más. Simple atracción, simple canción" (Abel Pintos) 


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Inspirada por cosas que han pasado estos días, filosofando en la cama gracias a mi insomnio, descubrí una HERMOSA relación entre las canciones y las personas.

Las personas y las canciones son una sola cosa. Incluso podemos decir que las personas somos canciones; canciones que cantan quienes nos rodean, quienes nos recuerdan. Canciones que una vez liberadas al aire, crecen e invaden el entorno, llenando de risas, lágrimas o, incluso amor, a quien esté dispuesto a oirla.

Cada uno es un tipo espécifico de canción, un género, un tiempo, un ritmo. No hay dos canciones iguales, como tampoco hay dos personas iguales. Esto puede darse por la manera de actuar de cada uno. O su forma de sentir, de pensar. También puede darse por cómo nos ven los demás (quizás nosotros, en nuestra mente y corazón, vemos que las cosas son de determinada forma y la realidad es otra, muy diferente o tal vez superior).

Algunas personas somos clásicos de la música. Como "Imagine", "Chacarera del Rancho", "Ji, Ji, Ji", "Por una Cabeza" y miles más. Estamos ahí, siempre iguales, esperando que alguien nos escuche y disfrute de nuestra letra y melodia. Nos movemos siempre en el mismo círculo, pero no por eso dejamos que "gente de afuera" no pueda disfrutar. Somos una zamba, pero logramos que un metalero se emocione con nuestro bombo sonando al viento. Somos un tango y hacemos que un rapero baile al ritmo del dos por cuatro. Somos clásicos. Pasamos de generación en generación, siempre iguales, emocionantes, ejemplares. Algunos quieren ser como nosotros, otros quieren bajarnos del podio y ocupar nuestro lugar. Pero si algo es cierto, es que no nos van a cambiar ni hoy, ni nunca. Nacimos así y así moriremos.

Otros somos todo lo contrario, somos hits de momento. Temas de verano, cortina de la novela de la temporada o una simple canción que identifica a la gente en un tiempo y lugar. Somos sencillos, sin muchas vueltas. Vamos donde nos lleva el viento, donde se nos necesita y aprecia. Hoy soy un rock pesado, mañana un cuartetazo, pasado una ópera. Cambio de acuerdo a quien me rodea, con quien me junto. Y cuidado! Eso no está mal. No podemos pretender que todos nos quieran o les agrademos. Vamos a estar en nuestro grupo, nos van a ceptar ahí y felices de que así sea. No necesitamos nada más: aceptación de algunas personas y fin del tema. Quizás tengamos nuestro momento de fama y logremos que las multitudes nos quieran, pero será momentáneo. Sólo unas semanas o quizás meses. Finalizado esto, volveremos a nuestro círculo de amigos, de canciones. Somos un hit para el mundo, somos EL hit para nuestros amigos y familiares.

También estamos las versiones "En Vivo". Somos hits, clásicos, temas no conocidos o lo que sea; pero en vivo somos NOSOTROS. Acá entramos en la actualidad misma, en la realidad 3.0 que nos rodea. Somos canciones virtuales, canciones que podemos ser adoradas u odiadas. Canciones famosas, conocidas; o simplemente canciones que pasan desapercibidas por completo. Dónde está lo importante en nosotros? En el vivo! Ahí se nos escucha, se nos conoce. Somos esos temas que encontramos de casualidad por la vida. Esperando algún show, escuchando sin escuchar. Sintiendo la letra y la música. Somos la verdad del vivo. Somos lo que puede salir bien o salir mal. Somos la guitarra a la que se le puede cortar la cuerda, la bateria que puede romper el parche, el micrófono que puede acoplar. Somos la verdad, que en estudio (o en lo virtual) no apreciamos. Ahí todo está medido, todo se oculta o se corrige; el vivo no te lo permite: como sale, sale. Lo que somos, somos.

Y quién no se considera una canción con participación especial? Estamos ahí, somos eso: UN TEMA! Pero nos acompaña algo más, alguien más. Su presencia ilumina nuestras notas y hace que brille una luz especial. Nos cambia, nos modifica, nos alegra o entristece. Una participación que puede o no estar, como pasa miles de veces que existen las dos versiones de un mismo tema y cada quien elige la que más le gusta (con o sin la participación de alguien más). Pero no odemos negar que sin eso, no estaríamos completos y no seríamos lo mismo. La participación, el acompañamiento está y gracias a él somos lo que fuimos y seguiremos siendo lo que somos.

Imposible no hablar de las canciones que nos gustan y las que no. Sea cual sea el género, el ritmo, la letra. Por más vueltas que le demos: si no nos gusta un tema, no nos gusta! Y viceversa. Puede no tener el más mínimo sentido, la más mínima coherencia y encantarnos. Las personas y las canciones somos así. Sentimos; simplemente sentimos. Y si algo no nos gusta, es mejor dejarlo ahí. Que siga su camino y nosotros el nuestro, para que cada canción llegue a donde debe llegar y cada corazón sienta lo que debe sentir.

Somos canciones. Reflejamos paz, amor, odio, amistad, deseos,traiciones, sueños, historias... Otras canciones se nos relacionan y seguimos un camino juntas. Algunas otras se nos diferencian tanto que llegan a encasillarnos en "contrarias" o "rivales". En vivo o en estudio, mostramos algo; llegamos a alguien que nos escucha. Somos temas conocidos o completamente anónimos. Tenemos nuestro momento de fama y nuestro momento de desaparición. Mantenemos nuestro estilo o lo cambiamos por nuestro bien. Somos personas que buscamos personas, buscamos sentimientos y regalos de la vida.


Cada uno se identifica o se nos identifica. Solamente cuando el corazón logre mantener una melodía será donde digamos "ESTO ES LO QUE SOY" y podamos cantarle al mundo nuestra canción.

viernes, 27 de agosto de 2010

"Argentina" 2010

Siii,  soy maniática. Principalmente con cosas que, en mi retorcida mente, considero esenciales. Y este 2010 me dio pie a que nazcan en mi muchas manías. Es decir (y esto lo arrastro desde que empezó el Furor Bicentenario) que la gente, la sociedad, mis "hermanos argentinos" me llevaron a pensar en un tema poco tratado en los medios -al menos masivamente hablando- pero que siempre revolotea por ahí: la cultura.
Qué es para un argentino su CULTURA. Qué será lo que se cruza por su cabecita cuando alguien menciona ese sustantivo... Pero bueno, hoy en día, el Bicentenario ya pasó (como si no estuviésemos todavía en el 2010 ¿no?) y mi manía disminuyó.
Pero se ve que Argentina no quiere que se pase del todo, porque hoy viajando hacia Lomas en mi querido y bien ponderado 165 vi unos pasacalles que promocionan la Fiesta de la Pachamama (?) para este domingo en pleno Lanús (jujeños no alarmarse, creo que es un simple "festejo" de colegio). Por lo que recordé mi nota "facebookera" y me dije: "Vamos a copiarla y pegarla en el blog, así de una vez lo empiezo".
Por eso paso a presentarles mi manía Nº1: Folklore Vs. Cultura
¿Qué tan argentinos somos los argentinos? Aunque suene obvio, es una respuesta difícil de dar. Hace unas horas, los chicos de 3º año del profesorado nos comentaron que nuestra participación en el acto del 25 de Mayo va a tratarse de armar un stand mostrando la música, vestimenta y arquitectura de la época colonial. Y ver la cara de mis compañeros de “aaa qué lindo ¬¬” me hizo pensar en esto.

Qué tan argentinos podemos considerarnos si no conocemos nada de nuestra cultura, de nuestra música, de nuestras raíces… o peor, no consideramos parte de nuestra cultura todo aquello que "aburre".

Este 2010 nos trae el Bicentenario de nuestra Nación (cosa que todavía discuto, porque en si el Bicentenario real es el 09 de Julio de 2016) y nos encuentra más “aculturizados” que nunca. Todavía me cuesta ver chicos que no saben distinguir una chacarera de una zamba, un carvalito de una baguala. Que no pueden apreciar lo lindas que son las guitarreadas (sobre todo si son espontáneas) y sólo se quejan y repiten “¿cúando termina esto?” o se ríen como si fuera que la prehistoria se hizo presente entre los post-modernos.

“Esto” como ellos lo llaman es nuestra cultura, nuestra verdadera cultura. Me da pena, y podría decir que hasta lástima, ver cómo día a día perdemos un poco más de lo que caracteriza y nos hermana. Ayer cuando hacía zapping llegué a un especial dónde mostraban la Feria de Mataderos y un profesor de danza folklórica expicaba que los turistas conocen de los argentinos únicamente el tango; y nos identifican como “los tangueros”. Ahora, cuando se encuentran con una chacarera no pueden dejar de mirar atónitos el baile y se dan cuenta que somos mucho más que un dos por cuatro. Y ahí es dónde yo me pregunté: si un extranjero puede darse cuenta de eso, ¿tanto nos puede costar a nosotros? No pido que todos sepamos bailar una zamba, chacarera o chamamé (porque confieso que yo no se bailarlos, quien quiera enseñarme bienvenido sea) pero que mínimamente sepan descubrir lo hermosos que con nuestros bailes para así fomentarlos y encontrar en Facebook más grupos que digan “Yo soy joven, amo el folklore y no me da vergüenza ♥” y no tantos “Dandy Yankee el más grande” o “Vamo’ los pibes”.

Cada quien admira a quien quiere y eso lo respeto, pero eso no te da la derecha para criticar aquello que nos identifica y une. Hablo porque me pasó/pasa de mostrar algún video o hacer escuchar algún tema de Los Nocheros, Los Tekis, Los Chalcha (y miles más incluso) y que me miraran con cara de “¿esta mina qué se fumó? o peor, que directamente me dijeran “Aaaaaah folklore, nooo dejá, no me interesa, no me gusta”

¡¡CÓMO SABÉS QUE NO TE GUSTA SI NO LO ESCUCHÁS!! Ante la primera nota de una quena y los acordes de un charango es automático el rechazo. Escuchar un bombo y una guitarra es como si les pusieras al mismísimo Mandinga hablándoles en el oído.

Quizás sea culpa nuestra, de quienes si amamos el folklore, que los más chicos (y algunos grandes) no lo acepten, ni siquiera se animen a escucharlo. A lo mejor un poco más de “promoción” no estaría mal. Tampoco voy a esperar que cuando escuche Radio Disney me digan que “A Don Ata” es el puesto Nº 1, pero mínimamente me conformo con que un chico sepa que es un clásico bien nuestro y que Don Atahualpa es real, un ídolo, y no sólo una persona que aparece en una canción.

¿Será mucho pedir que valoremos más lo nuestro y sepamos darnos cuenta lo hermoso que es?



Opinen, critiquen, valoren… Saluditos! (vean la foto! es terrible! jaja)



Como diría el gran filósofo Bartolomeo J. Simpson: "Ahí se ven"